La obra pictórica de Alfredo Sorlí Boscá se presenta vestida con colores lúgubres y reacios al brillo, como si miraras a través de un sucio cristal amortiguado por melancolías sin nombre. Sus influencias más reconocibles son el arte funerario greco-romano y el cine de terror, dando como resultado una obra desbordante de optimismo y alegría de vivir.