Empecé en esto de demonizar muñecas por hacer la gracia en mi primera experiencia maquillando en la zombiparty, y fue tal la acogida de mi primogénito que tuve que seguir dando una segunda muerte a esas muñecas que nadie quiere ya por casa. Me han llamado friki toda la vida y a mis 42 años estoy orgullosa de mostrar que sí, lo soy y me encanta.
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